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miércoles, 12 de noviembre de 2008

ESCUCHA, POR FAVOR, LO QUE NO DIGO.



No te engañes conmigo. No te engañe mi rostro habitual. Llevo puesta una máscara, las llevo a miles. Máscaras que me horroriza quitarme, pero yo no soy ninguna de ellas.
Simular es un arte que constituye mi segunda naturaleza. Pero no te engañes, ¡por Dios, no te engañes! Te doy la impresión de sentirme seguro, por dentro y por fuera, de que la suficiencia es mi distintivo, de que me divierte parecer impasible, de que las aguas están en calma y de que yo gobierno la nave, de que no necesito a nadie. ¡No me creas, por favor!
Mi superficie puede parecer serena, `pero es tan solo mi máscara. Mi máscara variable y siempre encubridora. Debajo de ella no hay complacencia, ni siquiera satisfacción. Debajo yace el yo real. Confuso y temeroso, envuelto en soledad. Hablo a la ligera y sólo de veleidades, en todo cuanto te digo nada hay, en verdad, de lo que está gritando dentro de mí. Por esto cuando sigo con mi rutina, no te engañes, por favor, con lo que digo. Presta atención, por favor, e intenta escuchar lo que no digo y que me gustaría ser capaz de decir. Lo que preciso decir para sobrevivir, pero que no puedo decir.
Sólo tú puedes llamarme a la vida: cada vez que eres amable y noble y animoso conmigo. Cada vez que procuras entenderme porque realmente te intereso, le crecen alas a mi corazón. Alas diminutas y muy frágiles, pero alas.
Con tu delicadeza, indulgencia y capacidad de comprensión, puedes infundir la vida en mí. Quiero que lo sepas, quiero que sepas lo importante que eres para mí, y en que medida puedes ser el7al creador/a de la persona que yo soy si te lo propones. Propóntelo, por favor.
Ni pases de mí.
No será nada fácil. Mi prolongada convicción de no valorarme levanta recias murallas. Cuanto más te acercas a mí, más ciegamente contraataco. Lucho contra todo aquello que, sin embargo, pido a gritos. Pero me han dicho que el amor es más fuerte que las fuertes murallas. En esto se basa mi esperanza. Mi única esperanza.
Te preguntarás quien soy. Soy alguien que conoces bien: soy un miembro de tu familia que sufre, soy la persona sentada a tu lado en el autobús, soy todo aquel que te cruzas por la calle, el que hace chirriar las ruedas de su coche, el que saca pecho, el que mira por encima del hombro, la que hace sonar con determinación sus zapatos de tacón, el que finge que todo anda bien, la que impone su verdad, el que ignora a todo el mundo, el que miente, la que engaña…soy todo aquel/la que encuentras.
No te creas, por favor, a mi máscara. Penetra, por favor, detrás de ella para percibir el auténtico yo. Háblame, por favor, comparte un poco de ti mismo/a conmigo. Por lo menos, reconóceme.

1 comentario:

Morgana dijo...

que bonito seria si simplemente al mirar , pero sin ver ,a quien tenemos delante,i sin mediar palabra podamos percivir la grandeza de su interior su amor i ala vez ese miedo a mostrarse como es o somos, todos unos mas otros menos llevamos nuestras mascaras ,en este camino que recorremos se van quedando algunas menos mal