
La cultura occidental está canalizada en una concepción del mundo newtoniana-cartesiana, la cual apuesta por un estudio de las partes para llegar al todo.Hoy día esta concepción se encuentra muy cuestionada; la propia física cuántica, a través del estudio del átomo y la energía nuclear, demuestra que, la materia en su nivel más ínfimo, es al mismo tiempo energía.Todo el mundo material que nos rodea, está dividido por partículas cada vez más pequeñas, hasta que al final lo que encontramos son ondas de energía, llamadas cuantos.La energía es la realidad básica que se condensa, se equilibra y forma la materia. Por ejemplo el plutonio y el uranio enriquecidos pueden ser transformados en energía pura, como las desgraciadamente conocidas explosiones nucleares. Lo mismo ocurre al revés, trasformando la energía en materia, ya que son dimensiones de la misma realidad.El hombre moderno descubre así la verdad simple: la energía precede a la materia, así como las emociones y pensamientos preceden a la acción.Y todos estos hallazgos, los cuales han sido descubiertos 1920 años d.C, ya fueron explicados por el anteriormente citado Thot, en el antiguo Egipto, y contenidos en su 3ª Ley Hermética, que en su parte resumida cita así:«Nada está inmóvil, nada descansa; todo se mueve; todo vibra.»El Kybalion.Todo, absolutamente todo, está formado por átomos y estos permanecen en un constante movimiento o frecuencia vibracional. Por lo tanto, todo es energía.En una persona sana, la energía atraviesa libremente por su cuerpo físico a través de sus meridianos, por los Chakras y nadis. Todo ello genera un campo energético alrededor del cuerpo físico, al cual s
e le denomina campo áurico. Esta fuerza energética nutre nuestros órganos y células, y regula las funciones vitales.Los estados emocionales alterados, los excesos físicos, el estrés, los bajos sentimientos… generan bloqueos o nudos energéticos, que impiden que dicha energía fluya con naturalidad, enfermando los tejidos, órganos y glándulas a los cuales se les interrumpe dicho flujo de energía vital, y por último afectando a la psique humana.La técnica Reiki utiliza la energía total, de la cual está constituido todo el universo para ser canalizada, tras la sintonización, y dirigida a través de las manos de una persona iniciada. Las manos emiten vibraciones que disuelven los nudos energéticos que perjudican al consultante. De ese modo, llegamos a intervenir efectivamente sobre la materia, en otros campos energéticos y en la conciencia, lo que conduce a un estado natural de bienestar, plenitud, armonía y equilibrio.El Reiki cura al pasar a través de la parte afectada de nuestro campo energético, elevando el nivel vibratorio dentro y fuera de nuestro cuerpo físico, donde se alojan sentimientos y pensamientos en forma de nudos energéticos, que actúan como barreras para nuestro flujo normal de energía vital.En una sesión de Reiki, la cantidad de energía recibida por el consultante está determinada por el propio paciente, toda vez que el reikiano se limita a dirigir la energía y el proveedor (el Cosmos) la entrega de forma ilimitada.

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