En aquellos/as que son constantes en su práctica, llega el momento en que suena la flauta y la experiencia se sucede. Aunque solo hayan sido unos segundos, la experiencia es tan inconmensurable que vale la pena todos los meses u años empleados. Si seguimos insistiendo y la llamada iluminación surge, pasaremos a experimentar el cielo en la tierra. La persona que se ilumina, experimenta con tal intensidad su esencia divida, que pasa a desidentificarse de su identidad terrenal. Esa persona se transforma en un Buda, un Cristo, un ilumina
do. Surgiendo las cualidades y la sabiduría del alma, del SER en el humano. Tenemos varios ejemplos: Jesús de Nazaret, Shidarta Gautama, Santa Teresa, Swami Sivananda, Paramahansa Yogananda, actualmente Amma… Todos ellos/a tuvieron y tiene cualidades que nada tienen que ver con las de un humano. Y que es lo que todos estos grandes abatares nos quieren decir: lo mismo. Que nuestra auténtica naturaleza es luz, y que esta se nutre del AMOR. Que apegarnos de sobremanera al cuerpo y a los bienes materiales, solo nos traerá desgracia. Que el mundo físico en el que estamos es maya, humo, perenne. Que permanecemos en el para aprender las lecciones que nos permitirán seguir nuestra evolución espiritual...
En aquellos/as que son constantes en su práctica, llega el momento en que suena la flauta y la experiencia se sucede. Aunque solo hayan sido unos segundos, la experiencia es tan inconmensurable que vale la pena todos los meses u años empleados. Si seguimos insistiendo y la llamada iluminación surge, pasaremos a experimentar el cielo en la tierra. La persona que se ilumina, experimenta con tal intensidad su esencia divida, que pasa a desidentificarse de su identidad terrenal. Esa persona se transforma en un Buda, un Cristo, un ilumina
do. Surgiendo las cualidades y la sabiduría del alma, del SER en el humano. Tenemos varios ejemplos: Jesús de Nazaret, Shidarta Gautama, Santa Teresa, Swami Sivananda, Paramahansa Yogananda, actualmente Amma… Todos ellos/a tuvieron y tiene cualidades que nada tienen que ver con las de un humano. Y que es lo que todos estos grandes abatares nos quieren decir: lo mismo. Que nuestra auténtica naturaleza es luz, y que esta se nutre del AMOR. Que apegarnos de sobremanera al cuerpo y a los bienes materiales, solo nos traerá desgracia. Que el mundo físico en el que estamos es maya, humo, perenne. Que permanecemos en el para aprender las lecciones que nos permitirán seguir nuestra evolución espiritual...
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